Travis Bickle (Robert de Niro), un veterano de la Guerra de Vietnam, sobrevive en la
jungla neoyorkina trabajando como taxista nocturno. Es un hombre traumatizado, simple,
sin gustos definidos y está asqueado de todo cuanto le rodea, especialmente de
la degradación ética de los detritos urbanos. Necesita un cambio en su vida o,
mejor, un objetivo que le otorgue sentido. Lo encontrará al proponerse liberar
a Iris, una jovencísima prostituta interpretada por Jodie Foster, que trabaja
para Sport (Harvey Keitel), un proxeneta sin escrúpulos. Taxi Driver es, sin duda alguna, la obra maestra del director
italoamericano Martin Scorsese (seguida de cerca por Toro salvaje y Uno de los
nuestros), filmada con un gusto exquisito, alejada de las estridencias
posteriores de su filmografía, y con una magnífica BSO de Bernard Hermann, que se
fusiona magníficamente con las imágenes. Además, la película cuenta con una estupenda galería de secundarios (Albert Brooks, Cybill Shepherd, Peter Boyle) así como con una absolutamente genial interpretación de Robert de Niro. Un film
sobre el aislamiento y la soledad de la vida contemporánea en una megaciudad, ya
explorada por el Edgar Allan Poe de El
hombre de la multitud. En este caso es un taxista pero podríamos ser
cualquiera de nosotros. La narración desemboca en un bizarro e hiper violento climax final, muy apropiado a las obsesiones e intenciones redentoras habituales del
guionista, Paul Schrader, así como al espíritu global de la historia.
Cojonuda crítica!!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias!
ResponderEliminar