Harry Washello (Anthony Edwards)
conoce un día cualquiera de trabajo a Julie (Mare Winningham), la chica de sus
sueños, de la que se enamora y con la que queda unas horas después en la
cafetería donde ella trabaja, en Miracle
Mile, un barrio de Los Ángeles. El despertador no funciona correctamente y,
cuando llega tarde a la cita, la chica no está y, curiosamente, el teléfono de
la cafetería no deja de sonar. En cuanto lo coje, una temblorosa voz le
comunica que en 70 minutos van a caer unos misiles nucleares que ya han salido
de su destino. A partir de este momento se desencadena todo un conjunto de
situaciones imprevisibles que tienen como hilo conductor la huida de los
personajes para salvarse de la inminente hecatombe nuclear. La película está
dirigida por Steve De Jarnatt (el creador de la videoclubera Cherry 2.000) y muestra una
sofisticación en la composición de los planos, en la planificación y en la
dosificación del ritmo y del desasosiego, propios de un artista consagrado, no
de un cuasi debutante. Fotografía crepuscular y artística, que saca buen partido
apocalíptico de la geografía urbana. La BSO, atmosférica y tensa, como la que
los mismos Tangerine Dream compusieron para Risky Business. Las
interpretaciones, convincentes como el acento siciliano de Robert de Niro en El Padrino II. Y el final, por cierto,
es uno de los más valientes del género aunque, desde el punto de vista
dramático, es un tanto insatisfactorio.
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