A la muerte del mago Ulrich (Ralph Richardson), el joven aprendiz Galen
(Peter MacNicol) debe viajar a un reino azotado por un el dragón Vermithrax y
cuyas doncellas son periódicamente sacrificadas para aplacar al viejo monstruo.
Curiosa y acertada producción Walt Disney de Word & Sorcery, que se aleja de las historias fantásticas
infantiles de la casa para acercarse al reciente éxito de Excalibur (del mismo año), con una acertada aunque uniforme
ambientación y unas convincentes localizaciones (Gales y Escocia). La historia,
basada en leyendas como la de San Jorge y el dragón, es interesante y da pié a
reflexiones y apuntes literarios, históricos y míticos de todo tipo. Sin
embargo, la puesta en escena es, por momentos, un tanto televisiva, lo que
reduce su potencial mítico. Por otro lado, la música no es apropiada, ni desde
el punto de vista armónico, ni melódico ni tímbrico. Sin embargo, la película
se deja ver, por su autenticidad y negrura, y, de hecho, destaca dentro del boom de películas juveniles y de
fantasía de la época, comienzos de la ultraconservadora década de los ochenta. Nada
que ver, por cierto, con esa bazofia llamada El caballero del dragón. Pero sí con esa serie de productos literarios y de rol llamada Dungeons and Dragons, publicada en España en formato libro por la editorial Timun Mas.
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