Absurdo e inverosímil drama
romántico, levantado sobre una idea tan atractiva como malograda: una modificación genética (sic) obliga a un bibliotecario de Chicago, de forma
incontrolada, a vagar por el continuo espacio-tiempo (sic), aun a costa de que
esté casado e intenta formar una familia (sic). La entregada esposa aporta el
elemento melodramático puesto que, pese a la anómala circunstancia, prefiere
vivir así a buscarse otra media naranja o a estar sola (no como la Kate Blanchett
de El curioso caso de Benjamin Button).
Eso es amor, de eso no hay duda. No obstante, en el libro hay alguna escena que
contradice esta tenacidad del film,
por cierto. Ternura incombustible, una producción impecable y lagrimazos cursis
para una cinta dirigida por el pulcro Robert Schwentke. Por lo demás, los
espectadores encontrarán poco más que una versión metafísica de El diario de Noa, sin más interés que
ver en pantalla a la encantadora Rachel McAdams, pegándose sustos cada vez que
su amante amado desaparece y vuelve a aparecer. Por cierto, la película tiene
tantos agujeros negros en el guión que cualquiera corre el riesgo de caer
dentro de uno de ellos, siempre y cuando se “piense” en lo que se esté viendo,
de forma crítica y activa, claro está. Para terminar, justo 3 años después,
McAdams volvió a trabarse en un argumento parecido en la resultona Una cuestión de tiempo.
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